A través de su Palabra Dios nos insta a orar:
1. Sin cesar (1ª Tesalonicenses 5: 17).
2. Sin desmayar (Lucas 18:1-8)
3. En todo tiempo (Efesios 6:18)
4. En todo lugar (1ª Timoteo 2:8).
5. Sin tregua alguna (Romanos 12:12).
Entre más meditamos en la Palabra de Dios más nos damos cuenta que es imposible conocer su contenido sin que nos sintamos impulsados a orar. La oración nos prepara para conocer la revelación de Dios manifiesta en su ley, y la lectura, la asimilación y comprensión de esta revelación nos lleva a la oración. Oramos con base en su Palabra y por su Palabra, somos llevados a la oración. Todos los grandes hombres de Dios fueron y han sido grandes hombres de oración. ¿Lo será usted?